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El Absurdo de la Búsqueda de la Felicidad

Apuntes sobre la búsqueda, la angustia y la felicidad  

Publicado: 2017-06-05

Autor: Mario Bendezú Velarde

Pagina de Plectro Editores


Podríamos decir que la acción por excelencia que posee el ser humano es la "búsqueda", búsqueda de alimento, refugio, abrigo, necesidades básicas, fisiológicas, etc. En este sentido se hace muy difícil que los individuos se desprendan del acto de búsqueda de la felicidad, sobre todo si la idea de ésta es expropiada de la voluntad misma de cada individuo y por el contrario condicionada su disponibilidad a cosas o personas.

Por otro lado se puede decir, que la búsqueda implica un esfuerzo físico y mental, en el cual el cuerpo genera la ansiedad necesaria para el movimiento. Toda búsqueda implica un sentido de alerta, atención, concentración, un tipo de estrés necesario para poder encontrar lo que se esta buscando, y sortear paralelamente los obstáculos que se interpongan en esta búsqueda. La búsqueda en sí es un estado de alerta, el cual contiene ansiedad y angustia. En este sentido podemos decir que los principios de ansiedad y angustia ¿nos llevaran a la felicidad?

¿Qué puede ser Felicidad?

Es importante saber, que la felicidad puede ser ambivalente y por eso quizás etiquetada muchas veces como una utopía. Puede decirse que lo que es feliz par uno puede no serlo para otro, sin embargo, el análisis por descarte es interesante y abarca un patrón mayor. 

Podemos decir que la ansiedad en su exceso, es el factor desencadenante de la angustia y los miedos, de la neurosis, depresión, histerias, etc. La ansiedad es el principio de todas las causas, de todas las reacciones del cuerpo, la ansiedad es el combustible que genera el movimiento del corpus, es necesaria, sin embargo su desborde es nocivo.   

Vemos así que los grados elevados de ansiedad se transforman en angustia y la angustia ya es un impedimento para la felicidad. En este caso es válido señalar que felicidad podrá ser la ausencia de la angustia.

Podemos entender que la angustia es un vacío, una sensación de asfixia, que impide un desenvolvimiento óptimo de nuestro cuerpo. La angustia es una insatisfacción y un miedo hacia algo evidente o no, la angustia tiene como principio básico y ejercicio de funcionamiento una insatisfacción, una constante búsqueda, búsqueda de escapatoria, ya sea mediante un acto paliativo o mediante una reacción epilepsoide, deprimida, agresiva o de movimientos involuntarios.

La angustia se personifica en la expresión del miedo y bajo esta óptica es la infelicidad en sí misma. La titulación de la nota enuncia el absurdo de la búsqueda de la felicidad, y justamente porque es mecánicamente paradójico buscar insistentemente la felicidad, ya que la búsqueda en sí misma, en lo que la constituye como acción, contiene componentes de ansiedad y angustia, y estos se acrecientan debido al alejamiento de los paliativos, los cuales son cosas o personas que hemos asumido como fuentes de alimento feliz. En este sentido, reitero, que la búsqueda misma de la felicidad es incongruente para que se desarrolle el sentimiento feliz, debido a que los procesos motores que contienen ansiedad y angustia no llevan al cuerpo a estados óptimos y felices.


¿La felicidad es temporal o atemporal? 

La búsqueda tiene un sentido de movimiento, generalmente circunscrita en tiempo futuro en un sentido de construcción, y pasado en el sentido de recuerdos memorables, sin embargo los recuerdos suelen imaginarse en su mayoría de veces de manera nostálgica, lo cual implica también cierta ansiedad.  En su gran mayoría de formas la acción de buscar, es ir hacia “adelante”, es una construcción, un movimiento. 

Por el contrario, la felicidad fuera del estado de animo que la constituye, es un ideal, el cual se encuentra en una dimensión atemporal, es decir, que se encuentra tanto en el pasado , presente o futuro, es decir, en una totalidad, no tiene movimiento, ni tiempo (como toda idea). 

Es inapropiada bajo este punto, la acción de búsqueda, por encontrarse tanto la acción de búsqueda y el fin de la felicidad, en espacios y dimensiones distintas a lo que las constituye. Es la búsqueda temporal en este sentido una herramienta obsoleta, para trabajar el ideal de felicidad atemporal.


La felicidad mercantil

El depender de agentes externos a uno, es otro punto importante. Esto implica poner en riesgo nuestros estados de ansiedad, sujetar nuestros reactores de felicidad a motores externos, ya sean personas o cosas. Esto es perjudicial ya que los pilotos que regulan estos agentes externos, son independientes a nosotros, y están sujetos por contratos verbales o escritos que no son confiables completamente, ya que no se cumplen en todo momento, y de este modo la actividad feliz no es completamente segura. Estos objetos externos son mercantiles y poseen una constitución liquida, al no poder determinar nosotros mismos, sus costos; estados y valores, teniendo que ser renovados constantemente si el mercado así lo determina, para no perder así nuestro estado feliz. Es por este motivo que en la actualidad se complica descender los niveles de ansiedad y la depresión se ha convertido rápidamente, en una de las enfermedades más comunes.


El poder como felicidad

Por otro lado existe otro tipo de felicidad que se cierne sobre la base de la conquista y la guerra, la lucha de poderes, de clases y voluntad que se impone. Este tipo de felicidad se da cuando se alcanza el poder, y es sin duda satisfactoria, enérgica y ciertamente gratificante. El punto en esta clase de felicidad poderosa, es que depende de una logística físico mental amplia y continua para ser alcanzada, y más aún para ser mantenida. Esto hace que los estados de ansiedad y angustia sean más repetitivos, en el proceso de manutención de la felicidad poderosa, y de este modo es más probable que la infelicidad se presente con mayor frecuencia. Generalmente este tipo de felicidad poderosa va unida a la felicidad mercantil, donde el individuo en tanto acumule más objetos, su sentido de poder aumentará.


La calma como felicidad

Por otro lado hay que tener en cuenta que la felicidad es un inmanente, el cual no implica necesaria mente un sentido activo (de búsqueda), muchas veces es lo contrario, invita a la calma y serenidad, donde los procesos de conciencia son más lentos y los niveles de ansiedad descienden o desaparecen, permitiendo así la construcción feliz. Este otro angulo de la calma es muy interesante pero a la vez criticado, en el sentido que se señala, que en los tiempos actuales una actitud demasiado calmada conlleva a poca proactividad laboral, y esto podría ser perjudicial para el mismo individuo que la practica. Sin embargo es valido decir que el equilibrio en los comportamientos ayuda a determinar que actitud tomar en determinado momento y situación, para evitar una concentración y sobrecarga de tensión y ansiedad producto de la proactividad laboral contemporánea. 


Nota

La recomendación es el ejercicio del equilibrio, elegir que tipo de felicidad es acorde con el temperamento de cada uno, y descender los niveles de ansiedad diariamente en horarios establecidos. Desarrollar un criterio de dónde y cuando se aplica proactividad, tensión, ansiedad, etc. Y cuando simplemente no se aplica nada de esto y se disfruta de la calma, para propiciar así, un modo de felicidad diferente. 


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P L E C T R O E D I T O R E S

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Mario Bendezú Velarde

Ensayista y director en Plectro Editores. Escribe desde la filosofía y las ciencias, en torno al contexto socio político contemporáneo.